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Villa de Olba

     Olba es una localidad de la comarca Gúdar-Javalambre, en la provincia de Teruel, comunidad autónoma de Aragón, en el límite con la Comunidad Valenciana.
 
     Con sus sólo 660 metros de altitud sobre el nivel del mar y su ubicación abierta hacia el este, Olba disfruta de unas buenas condiciones climáticas que la distinguen del resto del territorio de la comarca. Situada a la orilla del río Mijares, en unos terrenos abruptos y escarpados de gran riqueza botánica, cuenta con un original modelo de poblamiento con más de 15 barrios distribuidos en apenas 7 kilómetros lineales.

     Su localización hace que esté muy protegido de todo los vientos, por lo que se puede observar en algunas de sus zonas una vegetación casi subtropical. Para tratarse de un municipio de solo 250 habitantes encontramos los siguientes barrios o aldeas: Los Lucas, Los Ibáñez Bajos, la Tosca, los Ramones, los Pertegaces, los Villanuevas, los Giles, Casa Bolea, el Casucho, la Artiga, los Ibáñez Altos, la Hoya Ramos, las Ventas, los Tarragones, los Tarrasones, los Moya, la Peñablanca, el Barranco del Lobo, entre otros.

     La aparición de los barrios puede ser de la segunda mitad del s. XIII y primeras décadas del XIV. Los barrios se instalan en zonas próximas a las tierras cultivables e irrigables y poseen una cierta organización comunal similar a una aldea, careciendo de iglesia parroquial y de recinto amurallado. Todos ellos dependen del mismo ayuntamiento.
 
     La necesidad de aprovechar al máximo el agua favoreció igualmente la construcción de distintas infraestructuras durante la Edad Media, aunque algunas como las acequias del Diablo y de Pozo Moro se remontan a época islámica. Destaca la acequia del Arco de la que se conserva el acueducto Nuevo y los restos del acueducto del Arco, que salvaban el encajamiento del arroyo de Rubielos de Mora, poco antes de su confluencia con el río Mijares. Se trata de un agreste paraje en el que ambos cursos fluviales se encajan más de 300 m. respecto a los relieves circundantes.

     En el propio núcleo de Olba se pueden encontrar una iglesia barroca del siglo XVII y el bonito edificio de piedra, arcos y lonja del ayuntamiento, datado en el siglo XVII. Además es recomendable visitar las ermitas de San Roque y de San Pedro. Cerca de esta última, además, se conservan algunas trincheras de la guerra civil.  También quedan restos de una fábrica de papel del siglo XIX.

















     La presencia del hombre en esta zona es muy antigua, como lo demuestran diversos restos. La primera población, propiamente dicha, se atribuye a los celtíberos, concretamente a la rama de los turboletas. Como aliados de los Cartago, los turboletas participaron activamente en el sitio de Sagunto (219-218 a. C.), que desencadenó la Segunda guerra púnica. Este pueblo solía construir asentamientos amurallados con estructura de calles y plazas. Como menciona el historiador P. Francisco Diago, cuando visitó Olba en 1.612, en la parte alta del pueblo se apreciaban ruinas de un asentamiento celtíbero con su fortaleza.El emplazamiento exacto es discutible, pero este asentamiento pudo ser el origen de Olba.
 
     Ese podría ser el emplazamiento de la mítica "Olduva", primitivo emplazamiento de cuyo nombre deriva el actual, más reducido. Otros autores especulan sobre un origen romano del nombre o, incluso, árabe. El gentilicio es: "olbense".

     No hay datos de la dominación romana en Olba, pero es lógico suponer que fue paralela al resto de la comarca: alrededor del siglo segundo antes de Cristo.
Tampoco se conocen datos de la dominación de los godos en los siglos V, VI, y VII, ni de la posterior época musulmana. Es natural atribuirles la extensión del regadío por todo el valle. Hacia el siglo XI existían en la zona tres reinos de Taifas, con fronteras poco definidas, por lo que no sabemos a cual de ellos (Albarracín, Alpuente y Valencia) pertenecía Olba.


     La repoblación con nuevos pobladores cristianos fue todo un éxito, tanto, que surgieron problemas de pastos y otros aprovechamientos. Para solucionar disputas, las aldeas se unieron formando las comunidades. Sin embargo, Olba no se incorporó a la comunidad de Teruel sino que se integró en el señorío de Mora.

    En los siglos venideros, Olba crece muy lentamente, tanto la iglesia como el ayuntamiento datan del siglo XVII, aunque la primera no se terminó hasta el siglo XIX. Es en el XIX (en 1.803) cuando Carlos IV ordena la construcción del puente sobre el río Mijares, convirtiéndose en un importante paso, pues ha resistido todas las riadas hasta hoy.

    Es en los siglos XIX y XX cuando se produce la construcción de la mayoría de los actuales "barrios" o aldeas que se reparten por todo el valle, el momento de mayor aprovechamiento agrícola y de mayor población : casi 2,000 personas a finales del XIX. A principios del pasado siglo llegan industrias a Olba, pues se aprovechaba la fuerza motriz de los ríos: una fábrica de lanas, las centrales hidroeléctricas.

 
Fuente Wikipedia
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